El martirio de Esteban es una interpelación a poner nuestra vida en estado de evaluación frente a Cristo, muerto en Cruz, y a descubrir si lo estamos imitando o simplemente nuestra fe es aparente y llena de devociones que no nos llevan a vivirla de modo integral. El evangelio de hoy nos depara con la respuesta de Jesús a aquellos que buscan señales espectaculares y aparentemente milagrosas y que no tendrán otra señal que el mismo Hijo de Dios que se hizo humano como nosotros y alimento para nuestro caminar. ¡Maestro, ten piedad de nosotros, cristianos cómodos!