Las primeras persecuciones de los cristianos, que fueron llenos del Espiritu Santo, su martirio , por predicar de Cristo y de su resurrección no son nada fácil, sin embargo pidieron fuerza, valor, confianza, en este pleno siglo XXI donde poco se busca la espiritualidad, ni se potencia el alma, la tierra ha estado perdiendo el sazón, se ha vuelto insípida y amarga, violenta y sin valores morales. Urge orar para que el Señor nos aumente la fe.