Ryan Murphy y el accidente de lujo llamado Todas las de la Ley
El nuevo drama legal de Ryan Murphy, Todas las de la Ley (All’s Fair), es tan desastroso que ni el presupuesto, ni los diamantes, ni los Ferrari pueden salvarlo. Imagina un RuPaul’s Drag Race: Abogadas Edition donde Kim Kardashian comparte cartel con Naomi Watts, Glenn Close y Sarah Paulson —y aun así consigue ser la menos expresiva de todas—.
En este episodio repasamos cómo Murphy ha mezclado todas sus personalidades televisivas: el camp de Glee, el culebrón de Nip/Tuck, el delirio de American Horror Story y el falso feminismo de taza de Ale-Hop. El resultado es una orgía visual de pelucas, tacones y frases de empoderamiento prefabricadas, servidas con más glamour que guion.
Entre ramos comestibles con heces, insultos imposibles y escenas que parecen anuncios de perfume dirigidos por Satanás, sólo Sarah Paulson sobrevive al desastre, robando cada escena y dejando claro que está jugando en otra liga.
Murphy ha creado una serie tan mamarracha y excesiva que no sabes si apagar la tele o hacerle una ovación. Todas las de la Ley es un accidente de tráfico televisivo del que no puedes apartar la mirada.