Todos vivimos el dolor en diferentes formas y dimensiones, no estamos exentos de él; pero a través de esta técnica de meditación, podemos observar la raíz del dolor y el sufrimiento, para lograr trabajar con él y ayudar a desvanecerlo.

Más allá de la sensación, el dolor físico y el dolor emocional son una clara noción que le permite a nuestro cuerpo avisarnos que algo no anda bien y requiere atención. Escúchalo y sánalo.

A través de esta técnica originada dentro del budismo tibetano, permítete abordar todos aquellos temas que te llevan a comparar y comparte innecesariamente, utilizando la energía de tu propio ser.

Uno lleva al otro y se retroalimentar mutuamente en un ciclo de emociones que nos desestabilizan y afectan nuestra autoestima. Comprendamos qué factores generan estas emociones tan comunes en nuestra vida. Aprendamos a dominarlas juntos, reconociéndolas y dimensionándolas al momento.

Regálate unos minutos para que a través de esta meditación, puedas reconocer los factores, las ideas y los conceptos que te estresan y te acusan tanto daño. Meditemos alrededor de ello y a través de esta fuerte e interesante práctica, liberemos todo lo que no necesitamos en nuestro interior.

En tantas ocasiones, sufrir de estrés se ha vuelto un común denominador en nuestra vida diaria. Se ha vuelto un componente terriblemente adictivo, al que nos hemos acostumbrado. Pero, ¿podemos hacer un alto en el camino par reconocer qué nos estresa y mejor aún, lo podemos enfrentar y detener?

Trabajemos. Tomemos nuestras preocupaciones y a través de la meditación, aprendamos a confrontarlas logrando con ello, un efecto positivo en nuestras vidas. Respiremos en silencio y descubramos juntos que es posible convertir la preocupación y la intranquilidad en amor.

Son miles las razones que nos generan ese sentimiento de ansiedad al vivir la incertidumbre de los sucesos que nos rodean y que nos importan.

Te invito a que tomemos esa preocupación que nos roba la tranquilidad, la veamos frente a nosotros y conozcamos de qué está hecha para poderla asumir y comprender.

Cerremos juntos nuestros ojos, entremos en consciencia de nuestro lugar y de nuestro interior. Meditemos juntos acerca el amor y permitamos que esa luz nos envuelva. Somos luz, somos amor. Recibámoslo y démoslo.

Hablar del amor resulta tan complejo como tratar de entender al universo. Sin embargo, el amor es una experiencia que vivimos y sentimos, que conduce nuestras vidas y nos enlaza a los demás. ¿Cómo podemos entenderlo de mejor manera y limpiar nuestra experiencia de amor de los prejuicios y las afectaciones diarias? Platiquemos sintiéndolo.