Para sanar el muro necesitamos sanar emocionalmente y rendirnos completamente a la voluntad de Dios.

Todos tenemos dones y habilidades naturales, y también dones espirituales, pero no todos los hemos descubierto.

Los dones que recibimos son para el bien de otros.

Nos parecemos a las cosas o personas que guían nuestra vida.

La palabra discípulo es un sustantivo. Es mi decisión ser un aprendiz.

Dios nos transforma para ser como CRISTO y eso sucede en etapas de MADUREZ. No te estaciones, levanta el campamento y avanza hacia la madurez. La manera en que Dios cumple sus promesas es moviéndonos en la dirección de esas promesas.

Mediocridad es el resultado de seguir mis impulsos pecaminosos, abundancia es el resultado de seguir el liderazgo de Jesús.

Lo que pensamos de una persona determina como la tratamos. Mediocridad es el resultado de seguir mis impulsos pecaminosos, abundancia es el resultado de seguir el liderazgo de Jesús.

No podemos ni debemos tratar de cambiar a las personas, pero si podemos amarles con la fe de que verán el amor de Dios que si los puede transformar.

El amor y perdón lo podemos dar sin límite a todos. Pero una relación saludable requiere límites. Se vale ser cristiano, amar a la persona, y al mismo tiempo poner un límite a la relación.

Amarnos a nosotros mismos hace posible amar a personas dificiles. Cuando invierte en mi salud personal, espiritual y emocional, tengo nuevas fuerzas para amar a otros.