Vivimos en un mundo donde estamos en la constante búsqueda de la optimización de nuestro tiempo, de ser más eficientes y de producir más cantidad, más rápido y sin desaprovechar los recursos.
El tema es que la creatividad no suele trabajar de 8 a 5 y forzarla a que aparezca no es algo que funcione en la mayoría de los casos.
Para desarrollarla hay que hacerlo sin presión de tiempo, y sin un objetivo determinado.
Las ideas creativas suelen venir en momentos de desconexión, cuando no pensamos tanto en lo que tenemos que hacer, sino que disfrutamos lo que estamos haciendo.
Permitirte ser creativo también es dejar tiempo para no hacer nada y dejar que las ideas fluyan.