Imagínese saber quién es un asesino en serie desde hace años pero no tener pruebas suficientes para demostrarlo. Esto es lo que le ocurrió a la policía de Sydney (Australia). En los años ochenta, Leonard Warwick se enfadó al perder la custodia de su hija tras su divorcio, así que atacó a empleados del sistema de tribunales de familia. Y la única forma de detener la violencia era que su ex mujer renunciara a la custodia. Hoy, a Carter se le une Vanessa Richardson, de Serial Killers, para un episodio especial.
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