El segundo álbum de Astrid S, «Joyride», ya está a la venta. La estrella del pop sigue demostrando que es una artista en la cima de su carrera. Es una de las artistas noruegas con más streams - Con más de 5.000 millones de streams de canciones de éxito como «Hurts so Good», «Think Before I Talk» y «It's OK if you forget me», es una artista pop global con giras mundiales con entradas agotadas y varios premios en el equipaje, entre ellos el Spellemann (Grammy noruego) y el premio MTV. Ha colaborado anteriormente con talentos como JP Cooper, Shawn Mendes y NOTD. Pero lo más importante es que siempre ha llevado las riendas, haciendo todo a su manera, escribiendo y produciendo sus propias canciones y dirigiendo sus propios vídeos musicales.

El segundo álbum, Joyride, nos devuelve al punto de partida. La idea de las referencias recurrentes a los coches como marco del álbum nació de los recuerdos de infancia de Astrid y de los muchos viajes en coche por la campiña noruega con su padre mientras crecía. Escuchaban a grupos como The Killers, Fleetwood Mac, Coldplay y HAIM, primeros impulsos musicales que se reflejan en el nuevo álbum. Hay un gran asombro y alegría presentes:

«Las piezas encajaron después de escribir la primera canción, Joyride. Es un álbum de viajes por carretera y un homenaje a los recuerdos de la infancia y a todas las horas en el coche con papá».

El álbum incluye los singles ya publicados 'Two Hands', 'First To Go', 'Oh Emma' y 'Hot Fever Dream', así como otras cinco canciones nuevas, entre ellas el single que da título al disco y en el que se centra, 'Joyride'.

Astrid compara el proceso de creación del nuevo álbum con una cita rápida. Ha salido de su zona de confort y se ha metido en sesiones con muchos productores diferentes, como JT Daly (K. Flay, Benson Boone, PVRIS), Oliver Lundström (Carly Rae-Jepsen, Dagny) y Matias Téllez (girl in red, Sondre Lerche, Maisie Peters). Ha dado varios pasos hacia un sonido más orgánico que el que habíamos escuchado hasta ahora. Elementos de country, indie y rock se mezclan con una sólida dosis de frescura, sin comprometer el innegable estilo pop de Astrid.

«Trabajamos de forma más lúdica en el estudio. Algunas canciones se crearon tras jam sessions impulsivas».

Desde el punto de vista lírico, Astrid ha encontrado una nueva energía en su forma de componer y es más juguetona que nunca. Abundan las metáforas automovilísticas y navegamos por historias de enamoramiento, sentimientos de libertad, angustia, deseo y amistades que acaban. Paramos en la gasolinera para bailar un poco. Hay una fuerte sensación de que este disco, y la propia Astrid, juegan con confianza con el género pop y se responsabilizan de su propio destino. Es un viaje de placer y Astrid se sienta cómodamente al volante.

Astrid creció en medio del campo, en el pequeño pueblo de Berkåk, en Rennebu. Su interés por la música empezó pronto. Tomó clases de piano a los cinco años y tocaba la flauta en la banda del colegio. De niña, recuerda las vacaciones en coche con su familia, en las que estaba completamente absorta por la música que sonaba en el equipo de música del coche: «Era como entrar en un universo mágico, donde soñaba despierta con actuar en un escenario y grabar vídeos musicales».

Con 16 años, participó en el programa de talentos Idol y llamó la atención de los noruegos y de la industria musical.

«Es una sensación extraña descubrir lo que estás destinado a hacer. Todo cobró sentido cuando estuve en Idol. Sentía como si caminara en un constante subidón de endorfinas».

El esperado álbum de debut Leave it Beautiful salió en 2020. Se grabó entre Estocolmo y Los Ángeles en 2019, junto al dúo de productores suecos Jack & Coke. Las pegadizas canciones electropop y una voz más madura marcaron un cambio en la carrera de Astrid. Mientras que antes se sentía atraída por la melodía y la producción de una canción, ahora las letras se convirtieron en su principal foco de atención.