En las vastas tierras de Santa Cruz, Argentina, se encuentra una estancia conocida como "Bella Vista de los Sara Braw", hogar de un lugar infame y temido: "Puesto El Diablo". Esta historia, transmitida por la abuela del narrador, relata una experiencia aterradora vivida por su hermano y otro gaucho en ese lugar maldito.
Los puesteros eran gauchos valientes, pero "Puesto El Diablo" tenía una reputación siniestra. Nadie había aguantado más de dos noches allí. El hermano del narrador, impulsado por el coraje, decidió enfrentarse a lo desconocido en ese lugar donde el mal parecía residir.
Ubicado en un cañadón misterioso y sombrío, el puesto se preparó para recibir a los gauchos. La noche cayó, y con ella, los sonidos de una tropilla de caballos y la figura de un jinete espectro que los dejó helados de terror. Los hombres enfrentaron una noche de pesadillas vivas, sombras danzantes, sonidos inexplicables, y un tirón violento que dejó al hermano del narrador desnudo y vulnerable en la oscuridad.
La experiencia marcó a los hombres, y el "Puesto El Diablo" se convirtió en una advertencia para todos aquellos que se atrevieran a acercarse. El viejo puesto fue desmantelado, y un nuevo refugio se erigió, pero el pasado no estaba dispuesto a ser olvidado. Los sonidos inexplicables continuaron, y la maldición parecía haberse trasladado a la nueva estructura.
La revelación de un oscuro secreto, huesos humanos y cuchillos escondidos entre las paredes del viejo puesto, añadió una nueva dimensión al terror. Las almas de los gauchos atrapadas entre las paredes, condenadas a vagar por la eternidad, sus voces susurrando en el viento.
"Puesto El Diablo" es una historia de misterio y horror, una leyenda viva que susurra en el viento y acecha en las sombras. Es un recordatorio constante de que hay fuerzas en este mundo que están más allá de nuestra comprensión, y un lugar marcado por el mal que nunca se olvidará.
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