Día 16: AYUNO DE DANIEL
*EL AYUNO LE HUMILLA VERDADERAMENTE*
LA MAYORÍA DE ayunos mencionados en la Biblia fueron ayunos públicos iniciados por los sacerdotes; Jesús nos dio el modelo para los ayunos privados en Mateo 6:16-18; 9:14-15. Pero, público o privado, en pocas palabras, ayunar es una manera bíblica de humillarse verdaderamente ante los ojos de Dios. Si Jesús necesitó ayunar, ¿cuánto mayor es nuestra necesidad de ayunar? Ayunar nunca es fácil. Sinceramente, no conozco otra cosa más extenuante que el ayuno. Jesús comprende la dificultad de privarnos a nosotros mismos de comida. En Hebreos 4:15, leemos: “Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado”. Él también nos da fuerzas para vencer la tentación en Hebreos 4:16: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. Con estas promesas en mente, el proceso se hace menos desagradable. Cuando se ayuna se abstiene de alimentos con propósitos espirituales. He oído decir a personas que planeaban ayunar de ver televisión, de jugar a los juegos de computadora o de navegar en la Internet. Es bueno dejar a un lado esas cosas durante un periodo de consagración si están interfiriendo con su vida de oración, con su estudio de la Palabra de Dios o con su ministerio a las necesidades de otros, pero técnicamente, eso no es ayunar. El ayuno es pasarse sin comida o algún tipo de comida durante un periodo de tiempo, lo cual generalmente hace que usted deje la conmoción de la actividad normal. Parte del sacrificio de ayunar, buscar a Dios y estudiar su Palabra es que la actividad normal se disipa y pasa a un segundo plano. Hay razones equivocadas para ayunar. No tiene usted que ayunar para obtener mérito delante de Dios o para librarse del pecado. Hay una sola cosa que nos da mérito delante de Dios y nos limpia de pecado: la Sangre de Jesús. Sin embargo, el ayuno comenzará a sacar a la superficie cualquier área de concesiones que haya en su vida y le hará ser más consciente de cualquier pecado que haya en su propia vida para que pueda arrepentirse.
El ayuno no es una dieta cristiana. Usted no debería ayunar para perder peso, aunque la pérdida de peso es un efecto secundario normal. A menos que ponga la oración junto a su ayuno, no hay necesidad de ayunar. Meramente pasarse sin comer es solo pasar hambre. Cuando ayuna, se centra en la oración y en la Palabra de Dios. Siempre puede encontrar una razón para no ayunar, así que tiene que decidirse a hacerlo, y todo lo demás se acomodará. Si usted decide apartar los primeros días del año para ayunar, establecerá el curso para todo el año, y Dios añadirá bendiciones a su vida durante todo el año. Al igual que usted establece el curso de su día al comunicarse con Dios en las primeras horas, lo mismo sucede cuando dedica los primeros días del año para ayunar. El rey David dijo: “Afligí con ayuno mi alma” (Salmos 35:13; véase también Esdras 8:21).
_*Dios desea moverse poderosamente en tu vida. Sus planes para tí siempre están en progreso y en desarrollo. Él desea hablarte, como alguien hablaría a un amigo. *_