Hoy hablamos de AgitProp. Agitación y propaganda. Estrategias políticas, difundidas a través del arte, de la literatura, de la música y de otros medios, para influir sobre la opinión pública. La difusión de la idea por la vía artística.
Estamos hablando del arte, la cultura, los medios de comunicación y otras vías de expresión como vehículo político. O sea, vamos a hacer el programa 308 de Barrio Canino ni más ni menos que sobre aquello que han ido los 307 anteriores, porque básicamente este programa de radio es un ejemplo de AgitProp y un grandísimo porcentaje de la música que suena aquí y de los temas que se tratan acaban siendo agitación y propaganda de una u otra forma.
Pero por un día nos apetecía parar un poco a pensar sobre el fondo de estas cuestiones, de la agitación y la propaganda y de su aplicación a la cultura y los medios. Porque a lo largo de todos estos programas ha salido aquí ya de todo, pero siempre nos dejamos cosas.
Arrancamos este programa hablando del origen del término AgitProp. Y para ellos tenemos que viajar hasta la Revolución Rusa. El término viene de la contracción del Departamento para la Agitación y Propaganda del Partido Comunista. El arte de agitar y hacer propaganda (comunista o revolucionaria) ha quedado inmortalizado en la cartelería soviética de la época, pero no se limita solo a esto, sino que se pretendía extender el ideario comunista a la población utilizando cualquier forma artística: cine, teatro, danza, etc., siendo la obra más paradigmática El acorazado Potemkin.
Ponemos el ojo histórico en la Revolución de Octubre, pero nos vamos a ir a hablar de algo que representó uno de los primeros problemas del incipiente estado soviético para controlar a los revolucionarios dentro de la revolución (quitando las revueltas de Kronsdtat): la conocida como majnóvschina, la revuelta libertaria del Ejército Revolucionario Insurreccional de Ucrania, comunmente conocido como Ejército Negro de Nestor Majnó. La bandera negra ha estado asociada al anarquismo desde la comuna de París o las revueltas de Chicago de 1884. En Ucrania, el emblema de la bandera negra se remonta a los primeros años del siglo XX, cuando el grupo anarquista Unión de Campesinos Pobres lo adoptó. Pero lejos de contentarse con una simple insignia negra fueron un poco más allá. En su bandera siempre aparecía bordado o pintado el lema “Siempre con los oprimidos y contra los opresores”. Como ejemplo de AgitProp en los soviets libres de Majnovia hablamos de sus negros estandartes y banderas propagandísticas en los que aparecían lemas como “El poder genera parásitos. ¡Viva la Anarquía!” o los clásicos “¡Todo el poder para los soviets!”.
De Ucrania a Palestina. Pasearemos por uno de los mejores artefactos producidos en los últimos tiempos en Madrid para concienciar sobre la situación en Palestina: el Belén ocupado del artivista Leo Bassi, en el que los soldados israelíes apostados en sus checkpoints reprimen a la población de la Cisjordania ocupada por el estado sionista.
También echamos una ojeada a los boletines de contrainformación de los 90, para sumergirnos en las páginas del Acratador, la Hoja aKRAta y como no, el boletín Molotov y la agencia de información alternativa UPA, que, con un sofisticado sistema de contestadores telefónicos automáticos marcaron un antes y un después en la difusión de información disidente en los años 90.
Nuestro enemigo tiene mil caras y muchas de ellas escondidas tras estrategias muy finas de AgitProp. Esto nos lleva a reflexionar acerca de la desaparición de la clase obrera fruto de la autopercepción de gran parte de la ciudadanía como clase media y el “desclasamiento” de la masa trabajadora. Un fenómeno que forma parte de una estrategia prolongada en el tiempo con el objetivo claro de desmovilizar a las clases bajas de la sociedad y evitar los ciclos de protestas y revolución social que se venían observando de manera periódica a lo largo del siglo XX. Podríamos decir que esta estrategia se inició en los años 70, por los gabinetes de gobierno de la era Thatcher-Reagan, y continuada por todos los que han venido después, que se lanzaron a una suerte de AgitProp donde todo vale. Las declaraciones institucionales de los líderes políticos (recordemos aquel “un hombre, un capitalista” de Margaret Thatcher), la promoción de programas televisivos en los que el escaparate es “la vida de los ricos”, los iconos sociales “hechos a sí mismos” (desde los futbolistas a los hombres de éxito en los negocios), la cultura del esfuerzo, la proliferación de las pensiones privadas (porque además se difunde el mantra de que las pensiones públicas se van a acabar), el fin del modelo de los trabajadores de fábrica deslocalizando el sector industrial a países donde se produce con menos costes y generando grandes bolsas de parados (y estos claramente no son clase obrera, sino que se les tilda de parásitos). El aspiracionismo en la escala social es la clave del asunto. Se hace necesario aspirar a algo más que aquello que nuestra condición adquirida por nacimiento nos ha deparado.
Y no acaba aquí la cosa. Como obra culminante de la aniquilación de la clase obrera, observamos atónitos como la manipulación social del electorado de la derecha en la era digital, con sus apóstoles Trump, Bolsonaro, Milei y Ayuso comiendo en la misma mesa, aterriza también en las protestas de la calle Ferraz y nos ofrece la visión de miles de ultraderechistas cortando la Gran Vía en Madrid. En la era de las fake news y la postverdad la nueva rebeldía es ser de derechas, ser facha mola y lo que se lleva es tener una vida precaria y ser ultraconservador. Paren el tren que nosotros nos bajamos.
Reflexiones profundas que nos hacen cambiar de canal para ver el último documental de Fermín Muguruza, "Bidasoa, 2018-2023" y la aparición de varios inmigrantes ahogados en el río que baña Gipuzkoa y que desemboca entre Irún y Hendaya. Una tragedia derivada de la agresiva política migratoria del gobierno de Macron y que hemos conocido gracias a este documental y a los movimientos sociales que trabajan el tema de la inmigración a ambos lados de la frontera, denunciando los controles que se han establecido sin tapujos: se trata de un control racista, para impedir los movimientos de los no-blancos y está provocando muertes. Las vidas de los migrantes se acaban en la valla de Melilla y también en el Río Bidasoa.
Completamos el programa hablando de las vallas publicitarias hackeadas durante décadas por el BillBoard Liberation Front y también viajamos, como no, a la Guerra Civil Española para ver uno de los ejemplos más imaginativos de difusión de propaganda con el lanzamiento de folletos y periódicos al bando enemigo con lanzacohetes. Nunca la palabra flyer tuvo significado tan apropiado.
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