Cuando se registró por primera vez, la visión de Isaías todavía era futura, y los israelitas aún tenían la oportunidad de arrepentirse antes de que les sobreviniera la gran tragedia. Sin embargo, como los judíos no se arrepintieron, la calamidad se abatió sobre ellos. Hoy en día, la haftará se canta tradicionalmente con la misma melodía evocadora de Meguilat Eijá (Lamentaciones), escrita por el profeta Jeremías, que fue testigo ocular de la destrucción y caída de Judá y Jerusalén.