Este es el lugar en el que nos encontramos hoy: hay muchas Biblias por ahí, pero nadie las lee. Es una cultura poscristiana porque la historia religiosa, las guerras, las discusiones, la exclusividad y la condena moral le han dado a la mayoría de las últimas dos o tres generaciones una cara amarga cuando surgen temas religiosos. En los círculos sociales de hoy, a menudo evitamos hablar de temas religiosos.