En nuestra propia naturaleza se esconde un profundo deseo de mostrar a los demás aquello que hemos creado o conseguido, y en este impulso tan propio del hombre se esconde a plena vista la "imagen y semejanza" que tenemos como creación de Dios.

Empezar a hablar del amor es meternos en un tema infinito, complejo y hermoso, y antes de adentrarnos en como lo vivimos y lo experimentamos es bueno tomarnos el tiempo para hablar un poco sobre el amor en si mismo, algunas mal interpretaciones que se le ha dado y otros significados y comparaciones para comprender su profundidad.

El sacrificio de Cristo abarca a cada uno de nosotros y su sangre salva a cada hombre que ha existido y existirá. A pesar de lo profundamente que estamos involucrados en su muerte, y de la responsabilidad que tenemos día a día al crucificarlo aquel madero sigue siendo un símbolo de caridad y esperanza para todos los cristianos.

El fundamento y respaldo de la Iglesia como comunidad se puede rastrear hasta la misma naturaleza de Dios, quien siendo Trinitario es familia y comunidad en si mismo. Así nosotros estamos llamados como criaturas hechas a su imagen y semejanza a vivir la misma comunidad; a ser una verdadera Iglesia en comunión.

Entrando en la recta final de esta primera temporada profundizamos en la individualidad de la cruz. Cada uno posee una carga única e irrepetible, y con este peso viene también en nosotros las capacidades específicas que Dios nos da para poder sobrellevarlo, y darle plenitud a nuestra dificultad. Es, sin duda alguna, una cruz hecha totalmente a nuestra medida.

Es probable que en más de una ocasión durante nuestra vida hayamos tomado la decisión, tal vez consciente o inconscientemente, de modificar un poco nuestra percepción de Dios. Y así empieza un proceso de destrucción sobre lo que verdaderamente es Dios hasta hacerlo lo que nosotros pensamos que es Dios.

En un mundo que le da el primer lugar al placer, y que busca por sobre todo encontrar la felicidad en base del recibir y recibir el hombre pierde su fundamento como criatura de amor, como un ser creado para entregarse y recibir. En esta constante batalla dentro del mundo podemos encontrar a Dios en esta dificultad, y consagrarnos a vivir la castidad como nos invita el Padre

Las dificultades son parte fundamental de nuestra vida, y en más de una ocasión se presentan repentinamente en nuestra vida sin que logremos entender el porqué suceden. El no lograr comprender el origen de ese sufrimiento no debe frenarnos de buscar la voz de Dios en el, y encontrar una enseñanza.

En la vida del cristiano no es sorpresa que, en mas de una ocasión nos lleguemos a sentir desubicados y hasta dubitativos sobre el rol que tenemos y la misión que Dios ha planeado para nosotros. No es fácil entender la voluntad divina, y para muchos es aún mas complicado hacerla paralela a nuestra voluntad humana.

No son pocos o extraños los momentos en que, consciente o inconscientemente buscamos poner nuestros planes y voluntad por encima de la de Dios. No siempre conlleva malos resultados, pero después de todo entendemos que no existe otro plan más perfecto que el que Dios tiene para nosotros