Después de haber tratado lo referente a la simplicidad divina, ahora hay que adentrarse en el estudio de la perfección del mismo Dios. Y puesto que algo en cuanto que es perfecto es llamado bueno, primero hay que tratar la perfección divina; segundo, su bondad. Lo primero plantea y exige respuesta a tres problemas: 1.Dios, ¿es o no es perfecto? 2. Dios, ¿es o no es tan absolutamente perfecto que posee las perfecciones de todos? 3.¿Pueden o no pueden las criaturas ser llamadas semejantes a Dios?