Podemos reconocer en nuestra vida un hecho incuestionable, que nuestra conciencia aparece siempre después de la vida. Que en la cita con la vida, ella siempre llega a destiempo. Como quien interroga, como quien lee o descubre, a veces de golpe, la verdad de algo. Te invitamos a reflexionar ese efecto tan potente reconocido por el teatro griego: la constatación de que no hay catarsis sin reconocimiento.