La fe cristiana no es en absoluto una fe ciega, y tampoco es la seguridad de cosas buenas en el futuro, eso ni siquiera es una fe cristiana sino una socialmente aceptada basada en cualquier cosa menos en la realidad. Nuestra fe está basada en la VERDAD. Acompáñanos en este episodio para aprender sobre esto.

Las catástrofes naturales, las pandemias y las muertes inesperadas pueden sacudir nuestra fe y crear miedo e incertidumbre. Pero a través de una correcta comprensión de Dios y de estos acontecimientos a la luz de las Escrituras, podemos aprender a glorificarlo. Únete a nosotros en este episodio para aprender más.

Cada vez es más común conocer personas que tienen una creencia espiritual mezclada de muchas filosofías juntas, ignorando que son mutuamente contradictorias. Es triste observarlo porque por un lado se evidencia la sed natural de toda alma de volver a Su Creador, pero perdidos en sus propios razonamientos solo se encuentran con una cisterna rota de una religión confeccionada a su propia conveniencia y lejos de una verdadera relación con el dador de la vida y de todo lo que existe, con Jesús (Colosenses 1:15; Juan 14:6)

El pilar fundamental de la fe cristiana es la Resurrección, Jesús puso todo el peso de la evidencia sobre este hecho. Lo predijo, ocurrió y aún los enemigos tuvieron que crear teorías para negarlo. Jesús no fue a la cruz por decir cosas buenas, sino por afirmar ser Dios, y la evidencia muestra que no mintió, entonces no estaba loco… por lo tanto es Dios y su mensaje es verdad. 

El Jesús que muchos quieren, no solo habló algunas palabras bonitas y que gustan en medio de un mundo caótico, sino que también dijo ser Dios, ¿qué evidencia hubo para que su afirmación no muriése al nacer? ¿Cómo un ser humano pudo lograr demostrar contundentemente que era Dios al punto de que sus seguidores estuvieran dispuestos a morir por decirlo? ¿Pudo ser Jesús solo un loco al decirlo, mentiroso o era Dios? 

Jesús no es un profeta importante como dicen los musulmánes, no es solo un maestro moral como lo vio Gandhi, no es solo un maestro de la ley como lo llamaron los judíos, no es solo un hombre santo como lo llama Dalai Lama, Jesús se refirió a sí mismo como Dios y lo mataron por ello. No podemos dejarlo comodamente en un lugar lejos de su Deidad. El mundo tiene que responder a esa realidad le guste o no.

La evidencia sobre la existencia de Jesús es abrumadora, simplemente innegable. Pero además también contamos con evidencias de las afirmaciones que hizo sobre sí de ser Dios. Y esto ya deja cada vez más menos opciones para negarle a aquellos que no les agrada la realidad de su existencia y las implicaciones de ello.

La historia muestra abundantemente la existencia de Jesús de Nazaret, no solo por el registro bíblico, que aunque si así fuera sería bastante sólido, sino que además por registros de sus propios enemigos o historiadores que no tenian ningún interés de favorecer una era naciente, la de Cristo, la de Emmanuel, Dios con nosotros.

La evidencia de la existencia de Dios es muy buena, y podemos saber que hay un Creador y Diseñador de todo lo que hay. Pero algunos podrán decir, “ok, pero ¿cuál Dios?”. Buena pregunta, entonces hablemos ahora de la evidencia que señala que ese Dios es aquel que se reveló al mundo a través de Su Hijo Jesucristo.

La cosmovisión de las madres de hoy es bastante diferente de otras generaciones, pero sobre todo, diferente del modelo bíblico. Y aunque muchos hijos han podido salir adelante a pesar de ello, no ha sido gracias a estas carencias, así como de la guerra muchos salen vivos, no significa que sea el mejor estado civil en el que podamos estar. Lo mismo es para la familia.