Cuando vas a recibir a tu hijo en tu familia te preparás en todo sentido, ordenás la casa, hacés actividades familiares, recibís consejos, entre muchas otras cosas. Pero para su ida, no hay forma de prepararte, es un golpe al corazón tan fuerte que es capaz de matarte.
Cuando vivís esa situación te sentís completamente vacío, lleno de dolor y de furia. Pero aún así debés seguir adelante, tanto por él como por vos mismo. Llenarte de ese amor que sentís por él y levantarte.