Presentamos el capítulo 11 dedicado a la vida de Sta Faustina Kowalska. Nos situamos en octubre de 1937, sor Faustina está realizando unos ejercicios espirituales de 8 días y percibe también que su vida en la tierra acabaría en casi menos de un año. El Señor le concedió que al acabar los ejercicios fuera revestida de gracias y santidad, transformada por el amor de Dios, pero este cambio fue interior ya que exteriormente y a la vista de los demás su vida continuaba siendo la misma.
Jesús continúa comunicándole mensajes para que los escribiese y todo el mundo pudiera conocer qué es lo que verdaderamente agrada a Dios y es útil para las almas. En primer lugar le habla de la Sagrada Comunión, muchas gracias se derraman en el momento de recibirla si se hace con verdadero fervor. Sor Faustina reconoce que toda su fuerza y todo lo bueno que tenía provenía de este sacramento. Aprendía cada vez más profundamente el valor del sufrimiento. Respecto a la nueva congregación, tuvo que tener paciencia y tranquilizarse, Dios, a veces, permite consolidar una obra una vez ha muerto la persona que la comenzó. Aún así Faustina tenía sus propias luchas interiores, el demonio intentaba persuadirla de que lo dejara todo aquello que Dios le pedía. Pero Faustina ni siquiera contestaba, pues sabía que con el demonio no hay que entrar en conversación, tan solo ignorarle y pedir ayuda a Dios en la tentación.