Presentamos el capítulo 12 dedicado a la vida de Sta Faustina Kowalska, apóstol de la Divina Misericordia. Estamos en Enero de 1937 un año antes de su muerte, tenía tuberculosis y su salud a veces mejoraba pero cada vez más iba decayendo. Todos los viernes el Señor le regalaba durante un tiempo soportar dolores en las manos, pies y costado al igual que los tuvo en la cruz. El Señor le regalaba al mismo tiempo gracias y conocimiento, por ejemplo comprendió la repercusión que tiene toda la Iglesia por la santidad o por la caída de un alma, así como el trabajo conjunto de quienes se dedican con esfuerzo en oración o en obras por la salvación de almas. Cuando el tentador le hablaba, sor Faustina simplemente le ignoraba, decía que sólo la Sagrada Comunión le daba fuerzas para sufrir y luchar. Encontró en la madre superiora, la madre Irene una gran colaboradora ya que distribuía las estampas al mismo tiempo que extendía la devoción a la Divina Misericordia.
Un día Jesús le dijo cómo actuar ante la tentación: primero: expresarlo, decirlo al confesor o al director espiritual, segundo: no perder la paz, tercero: Confiar, tener la certeza que Jesús te cuida, cuarto: Mientras quieras luchar, el Señor te sostiene, no tengas miedo y no te rindas, quinto: te animará pensar que este combate le aportará gran gloria a Dios y a obtendrás numerosos méritos.