Les ofrecemos el 4º y último capítulo dedicado a la vida de San Alfonso María de Ligorio. Recordamos que, muy a su pesar, aceptó el nombramiento de obispo, cargo que ocupó durante 13 años. Al mismo tiempo se le permitió seguir siendo superior de la congregación de los redentoristas. Tuvo especial empeño en enviar misiones a todos los pueblos y sobre todo en la formación y santidad del clero. Durante este tiempo se desarrolló su artrosis cervical que le provocó una gran deformidad. Con los años la enfermedad iba progresando y el cuerpo de nuestro santo iba debilitando por lo que se le concedió dejar la diócesis y volver a la casa de los redentoristas. Allí pasó tiempos de gran sufrimiento, físicos, espirituales y contiendas en la congregación. Prácticamente ciego e incapacitado, a causa de una traición de una persona cercana, fue expulsado de la orden que él mismo había fundado. Murió a los 90 años. Poco después de su muerte se reconocieron los errores cometidos y cesaron las divisiones en su congregación.