Esto de "EL LUNES EMPIEZO" seguro que te suena familiar.
El caso es que llega el lunes, empezamos nuestra rutina cotidiana y es cuando fallamos por primera vez la promesa que nos hemos hecho y justificamos esta decisión con: “no tengo fuerza de voluntad”, “es que los demás no me acompañan”, “yo no puedo solo/a”, etc.
Y con este primer tropiezo, a la mierda nuestro propósito.
Procastinamos, dejando para más adelante una decisión o un compromiso que nos habíamos hecho, para hacer algo que nos agrada más o que nos resulta menos costoso. Confiamos en el mañana algo que deberíamos resolver hoy.
El problema con procastinar o dejar para mañana nuestras decisiones o acciones, es el impacto que tiene en nosotros y lo mal que nos hace sentir.
Asociamos el "posponer" a sentimientos de frustración, de falta de compromiso con nosotros mismos, de debilidad y de desconfianza.
El sentir que no avanzamos y que tenemos la mosca detrás de la oreja todo el tiempo, mina nuestra seguridad, nuestra confianza y nuestra capacidad de proponernos metas y cumplirlas.
Pero déjame decirte que la procastinación es inherente al ser humano y es algo que se puede modificar.
Y eso es lo que vengo a contarte en este Podcast.