La medicina china es un sistema, tanto teórico como práctico, de índole holista (o sea, que parte y apunta desde y hacia el todo) de prevención y curación. Nació en China hace más de 4000 años y, con el transcurso del tiempo, se ha extendido y difundido al punto tal que hoy casi no existe lugar del mundo donde no se practique. Asimismo, es el fundamento filosófico primordial de la medicina básica de otros países aledaños, tales como Japón, Corea y Vietnam. Su punto de partida es un axioma fundamental: el ser humano es un microcosmo y, como tal, su existencia individual resulta inseparable de la vida cósmica total. Y es, justamente, de esa relación microcosmo (ser humano) macrocosmo (universo) de lo que dependerá el estado de salud de cada individuo. Es en el vínculo cuerpo (interior) totalidad (exterior) donde se juega el hecho de estar sano o de estar enfermo. Por ejemplo, si los cambios medioambientales son demasiado rápidos, es posible que el hombre no pueda adaptarse a ellos y se pierda el equilibrio medio ambiente-individuo, con lo cual la consecuencia, será la enfermedad. Siguiendo con esta concepción, en la medicina china la salud y la enfermedad son concebidas en términos energéticos, relacionales e integrales: sólo integrando de manera positiva y adecuada las energías físicas, psíquicas, anímicas y espirituales con el ambiente, con el mundo exterior, el ser humano estará y será sano. Y ser sano es, desde esta perspectiva, no sufrir enfermedad alguna y ser feliz. Nadie infeliz es considerado sano desde la mirada de la medicina china.