Las fibras de nuestra nación futbolera han servido para habilitar a una cantidad de señores a sentirse reyezuelos autorizados para todo, incluida la agresión física a quien se atreva a cuestionarlos.
Las fibras de nuestra nación futbolera han servido para habilitar a una cantidad de señores a sentirse reyezuelos autorizados para todo, incluida la agresión física a quien se atreva a cuestionarlos.