Muchos me han mandando mensajes preguntando qué pasó con Sergio Pangaro y las razones de su salida del podcast de LANP,“Inteligentsia Comunista”.
Mi decisión de sumarlo tuvo como objetivo “ablandar” al entrevistado o la entrevistada y hacer que aquellos que no se animaran, finalmente, lo hicieran. En esto fue tambien funcional la Hora de la Pastela con Lucas Marti. Pero la realidad del caso es que, su incorporación, intentaba sortear un problema más estructural, que es la imposibilidad del debate en el periodismo político y cultural en la Argentina. Desde hace décadas, los programas políticos y culturales en los que se entrevista a un protagonista de la escena no son mas que una mera repetición de una serie de preguntas acordadas previamente para que nada se salga de libreto y para que se hable de lo que el sistema quiere que se hable en un determinado momento. Funciona como el mito de Narciso y Eco. El debate en los medios se transformó en un círculo vicioso en el que el periodista no puede preguntar porque si pregunta lo que realmente debería preguntar, ese entrevistado no volverá a ese programa. Un ejemplo clarísimo de esto es Lilita Carrio; quien en su momento, media muy bien en los medios y su condición para ir a un programa era hablar de lo que se le cantaba, sin ser interrumpida. Desde ya, todos se sometieron a sus requerimientos. Por esto, mi lugar como entrevistador ha sido casi imposible en un sistema tan endogámico y boceteado con muy pocos entrevistados animandose a establecer una conversación honesta, generalmente, de temas que salen de las exigencias de la coyuntura. La razon de esto, ha sido el miedo a ser puestos en evidencia como corruptos, como ignorantes o como ambos. Debo aclarar que en pocos casos fue esa mi intención. Mas bien, lo que he venido intentando hacer es generar una agenda alternativa de temas que permitiera pensar la cultura desde otro lado. Aquellos que sí se animaron, fueron aquellos que veían en este blog una plataforma de promoción que además daba prestigio desde el punto de vista de la critica cultural.
Por eso, mi decisión de incluir a Pangaro fue la de acercar alguien cercano a esa elite cultural medio pelotuda de los 1990s que había tomado la decisión corporativa de demonizar por el simple hecho de no someterme, valga la redundancia, a esos juegos corporativos. Esto es algo que el pudo entender, estableciendo una dinamica del bueno y el malo que el temeroso entrevistado sentia como una brisa y lo alejaba de esa obsesion por mi supuesta “maldad” o “doble intencionalidad”.
Como Inteligentsia Comunista, ambos hicimos seis entrevistas de las cuales cuatro fueron publicadas. En todos los casos, yo ya tenia relación con los entrevistados y en los casos específicos de Andres Calamaro, Esmeralda Mitre y Vanessa Noble, tengo una relación que va más allá de lo profesional. En el caso de Andres Duprat tenemos una relación cordial y de respeto desde la publicación de mi libro para cuya presentacion, ofrecio el Museo Nacional de Bellas Artes. A Bruce la Bruce lo conozco de Londres de hace casi veinte anos pero fue tras que compartieran responsabilidades de jurado en el Bafici con Pangaro que la invitación se realizo. En estos dos ultimos casos hubieron problemas. En el caso del ultimo, Pangaro no solo no habla ingles sino que se conecto a la entrevista por el pactada casi una hora mas tarde. En el caso de Duprat, y Esmeralda Mitre es testigo de esto, la situacion fue potencialente mas grave ya que, tras la entrevista, Pangaro decidio editar, sin avisarme, y esto lo confeso mas tarde y me lo confirmo MItre, frases mias en la presentacion, por ejemplo, que el considero “inapropiadas”… Dios sabe para que o para quien. Esto se puede apreciar con claridad en podcast cuando aparece como en voz en off y totalmente fuera de registro. Y si hablamos de “fuera de registro”, habia un serio problema con la sincronizacion afectiva de la musica ya que cua...
