Educar a los hijos con propósito, o tener un plan de crianza, no es algo que suceda por arte de magia, sino más bien el resultado de un esfuerzo deliberado por parte de los padres, para establecer una base sólida de comunicación y fortalecer los lazos familiares.
Educar a los hijos con propósito, o tener un plan de crianza, no es algo que suceda por arte de magia, sino más bien el resultado de un esfuerzo deliberado por parte de los padres, para establecer una base sólida de comunicación y fortalecer los lazos familiares.