En este episodio, nos rendimos a la voz de Dios y pedimos al Espíritu Santo que hable a nuestros corazones.
Nos abrimos para recibir su amor, provisión y fidelidad, confiando en que Él nos guía con integridad y firmeza. Al escuchar y responder a su voz, encontramos paz y fuerza para comprender sus caminos y vivir conforme a su voluntad.