Los bebederos que hubo en la ciudad, al menos dos, fueron adquiridos, mediante catálogo, a la fábrica Walter Macfarlane, con talleres en Saracen Foundry, Escocia, uno de los fundidores arquitectónicos de hierro más importantes del mundo.
Un detalle no menor del bebedero de Brandsen y avenida Cerri es que, salvo una de sus patas, el resto no es parte de la obra original, sino que se trata de una reconstrucción realizada en 1998, administración del intendente Jaime Linares, luego del hallazgo, en los talleres municipales, de una de las patas que sostenía el plato.