Cómo es comer sin, comprar sin, preguntar sin, ¿existir sin?.

No hay respuesta total ni definitiva, escuchemos pues.

(Ah, y con el Jazz divertido de Francisco Alvear)  

La información no es mala, la saturación es saciante como el picapica un domingo después de misa.

Nada como un relato corto, descriptivo y concreto. Al grano sin dejar de dar detalles.

Hasta que no mueves un dedo y haces algo, nada de nada. Hay que moverse y quejarse a los grandes.

Elegir. Con que te quedas, elegir porque entre dos, sólo una sale.

Será el entusiasmo la ceja levantada en todo este procedimiento. Claro podría ser.

Las coplas trascienden, pasan por donde sea menester.

Se nos acabó el día, queda poner en el siguiente las esperanzas o el paso del tiempo, pero así.

Después de la primera, sobra embolsar, no se tiene en pié lo que no se sostiene, aquí un segundo día analizado.

Que la realidad es lo más surrealista que hay, claro.