Dios quiere ver que te conviertas en la mejor versión de ti mismo. ¿Cómo lo logramos? Abandonándonos enteramente a su voluntad, actuando como lo que somos, sus hijos, hijos del Rey del universo, dóciles, amables y llenos de su espíritu y sabiduría. El mundo se quiere aferrar a convertirnos en uno más de la manda, pero para Dios somos únicos e irrepetibles.