Hay momentos durante la vida en los cuales nos concentramos en algo y lo convertimos en el centro de nuestra vida. No podemos usar nuestro tiempo para más nada porque lo único importante es lo que convertimos en nuestro afán. ¿Te ha pasado? A mí sí. En este episodio hablo sobre cómo esta lectura de Eclesiastés me ayudó a entender, que hay tiempo para todo.
I. Muchas experiencias del afán son cíclicas
a. Esto podemos observarlo en los primeros versículos del capítulo 1 y en el Cap. 3: 15.
b. El agua baja por los ríos y llega al océano, y este nunca se sacia.
c. Un día tras el otro… experiencias cíclicas
d. Esto puede ponernos en el borde de pensar que no avanzamos o que caemos en las mismas experiencias de vida lo cual nos puede llevar a afanarnos.
II. Los excesos, los extremos y el placer en sí mismo no son fuente de plenitud. (Cap. 2)
a. Exceso de trabajo
b. Exceso de riquezas
c. Exceso de placeres
d. Es decir que se puede resumir lo que el Predicador está diciendo: en que debemos tener un acercamiento a la vida balanceado. Porque si buscamos satisfacer nuestro sentido de propósito solamente con “el hacer” y el disfrutar, estaríamos persiguiendo el viento. Todo al polvo volverá. Excepto una relación seria con nuestro Dios, como nos recuerda el predicador en el capítulo 12.
III. Hay un tiempo para todo
a. Esto está enmarcado en la experiencia de haber vivido ya los excesos de los placeres, ser exitoso en los proyectos y metas trazadas, ser dado al vino, etc.
b. Porque hay algo que es bien difícil debatir, y es la experiencia vivida. No es que es universal y le aplica a todo el mundo, pero por lo menos tienes idea de lo puede ocurrir en una circunstancia parecida. Bajo este marco es que habla el escritor de Eclesiastés. Luego de experimentar muchas de las cosas que nosotros como humanos ponemos como valiosas… el predicador nos presenta esta frase de sabiduría que en algún momento hemos llegado a escuchar. “Todo tiene su tiempo”.
c. Como hay tiempo para todo, de nada nos sirve afanarnos. Debemos tomar responsabilidad por lo que tenemos en frente, tomar prioridades por lo que sí podemos controlar y poder valorizar las diferentes áreas de nuestra vida de manera correcta.
d. No es un cliché, mas bien, como expresé es la la cristalización de la experiencia de Salomón luego de probar de todo y darse cuenta de que todo es polvo en esta vida. En resumen, todo termina en polvo excepto nuestra experiencia y relación con Dios.
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