Hoy, en Crónicas del Comercio, hablamos de las primeras herramientas de marketing silencioso y cómo esa historia vive todavía en el e-commerce… hablamos de: las estanterías y el arte de colocar productos.
Imagina un supermercado en 1930. Entras y todo está detrás del mostrador. Le pides al tendero "medio kilo de arroz y una lata de conservas". Él te lo da. Tú pagas. Y ahí terminaba la transacción. Fin de la historia.
Pero ese año, en Memphis, Tennessee, un hombre llamado Clarence Saunders lo cambia todo con su tienda "Piggly Wiggly". Inventa el autoservicio. Por primera vez en la historia, el consumidor cogía los productos de las estanterías.
La revolución fue simple y poderosa: mostrar más para vender más. Los productos dejaron de ser solo objetos… se convirtieron en actores de un escenario cuidadosamente montado. La altura, la iluminación, la agrupación por color o categoría… cada decisión contaba.