Cayetano Santos Godino, el Petiso Orejudo, es uno de los criminales argentinos más célebres, y todo por los asesinatos o ataques que perpetró antes de cumplir 15 años. Hijo de los inmigrantes italianos, Fiore Godino y Lucia Rufo, Cayetano tenía nueve hermanos. Desde pequeño manifestó su violencia, a tal punto que su propio padre pedía que la policía lo detuviera. 1912 fue el año clave, cuando asesinó a Jesualdo Giordano, de tres años. Fue detenido en diciembre y procesado por ese crimen y el de Arturo Laurora y Reina Bonita Vainicoff, también muertos ese año. Pasó por la Penitenciaría Nacional, por entonces en el Parque Las Heras, y luego fue trasladado a Tierra del Fuego, a la Cárcel del Fin del Mundo, donde cumplió su condena por "cuatro homicidios, siete tentativas de homicidios frustrados por las circunstancias, siete incendios intencionales, algunos de los cuales revistieron carácter grave".
Murió en 1944, veinte años después de que lo operaran para reducir el tamaño de sus orejas; teorías de la época asumían que podían tener que ver con su crueldad.