En julio de 1943, tras la batalla de Stalingrado, el compositor ruso Dimitri Shostakovich comenzó a escribir su Sinfonía nº8 en do menor, Op.65. En ella trató de reflejar el sufrimiento del pueblo y las terribles consecuencias de la guerra. La partitura no consiguió el éxito de su sinfonía anterior -Leningrado- y no fue bien recibida por la crítica soviética, que rechazó su tono trágico. Las autoridades, que ansiaban aires de victoria, retiraron la obra de las salas de concierto.