Cuando llega el momento de hablar sobre alguna obra literaria sigo la política de «cero spoilers» mientras no se especifique lo contrario. Si se trata de novelas el ejercicio es sencillo: se perdona una pequeña sinopsis en aras de despertar la curiosidad en el interlocutor; cuando se trata de cuentos, ¿cómo proceder? Los cuentos no admiten sinopsis, pues en su unidad indivisible son pura trama: un pequeño —pequeñísimo— atisbo a la misma y se desbarata el cuento.
¿Cómo despierta uno el interés del otro sobre un cuento particular, sin contarle el cuento y sin echárselo a perder?
La única solución con la que he dado es hablar del cuento en términos de lo que produjo en nosotros; es decir: hablar de nuestras sensaciones al leerlo, sin develar la trama.
Así pues, de A la deriva puedo decir que añoré la sensación de calma que llega al estar rodeado de naturaleza.
Este pódcast cumple varios propósitos. Uno de ellos es permitirme continuar practicando la narración oral, oficio que me fascina. Por lo tanto, cualquier comentario, crítica o sugerencia al respecto es muy bienvenido en [email protected].
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