Reprimir o desconectar el poder que tiene la mente cuando empezamos a crecer parece ser un objetivo muy claro que tienen los docentes de preescolar, primaria, secundaria y los que le siguen.
Comenzamos con establecer ideas y reglas para que los niños pinten flores amarillas con hojas verdes… y evitamos que el imagine un tipo de flor rara, extraña, nunca antes vista y que provenga de su imaginación.
Primero le decimos como tiene que colorear, como mezclar los colores, como iluminar, como deben ser los autos, y cuando llegamos a etapa adulta le decimos como tienen que enseñar, como diseñar, como construir casas…. le decimos los pasos que tiene que seguir para el desarrollo de alguna actividad. Y lo encapsulamos en un estándar o patrón que tiene que seguir toda su vida evitando así que su cerebro desarrolle su creatividad.
No es que esto no sea importante, porque el hacer las cosas estandarizadas genera disciplina y calidad en lo que hacemos en el día a día, pero hay cosas que tenemos que dejar a la imaginación.