Basado en: Salmos 34
El gran problema de la humanidad es que no buscan a Dios de corazón, sino por conveniencia.
Viven llenos de temores: le temen a la oscuridad y a la luz, a la soledad y a la compañía, al ruido y al silencio…
Temen a infinidad de cosas.
Buscan refugio en lo efímero, en lo pasajero, cuando el verdadero refugio está en Dios.