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Hoy estaremos leyendo Ezequiel 31-32, Santiago 4 y Proverbios 18:11-24. En Ezequiel 31 y 32, Dios continúa su mensaje contra Egipto, usando imágenes llenas de simbolismo y poder. En el capítulo 31, Egipto es comparado con un majestuoso cedro del Líbano: alto, fuerte y frondoso, con ramas que daban sombra a muchas naciones. Pero Dios advierte que, como Asiria cayó por su orgullo, también Egipto será derribado. “El Altísimo lo entregó en manos del más poderoso de las naciones, y lo dejó por su orgullo.” En el capítulo 32, el Señor compara al faraón con un monstruo del mar que será atrapado y arrojado a tierra, y anuncia un funeral poético por su caída. Todo el esplendor del imperio egipcio se desvanecería ante la soberanía del Dios eterno. El mensaje es contundente: ningún reino, poder o fama puede sostenerse cuando se levanta con orgullo contra el Señor. Reflexiona: ¿Estás edificando tu vida sobre la fortaleza de Dios o sobre la apariencia del éxito? ¿Tu corazón reconoce la mano de Dios aun cuando Él permite que tus seguridades sean removidas?
En Santiago 4, el apóstol confronta la raíz de muchos conflictos: la soberbia del corazón humano. “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre ustedes? De las pasiones que combaten en su interior.” Deseamos, codiciamos y competimos, pero olvidamos orar y depender de Dios. Santiago nos recuerda que la amistad con el mundo es enemistad con Dios, y que Él “resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes.” Por eso nos exhorta: “Sométanse a Dios, resistan al diablo, y huirá de ustedes.” También dice: “Acérquense a Dios, y Él se acercará a ustedes.” El pasaje culmina con un llamado a la humildad práctica: dejar de juzgar, reconocer nuestra fragilidad y depender totalmente del Señor. Reflexiona: ¿Tu vida está marcada por la humildad o por la autosuficiencia? ¿Estás buscando el éxito según el mundo o el favor de Dios que viene al corazón rendido?
En Proverbios 18:11–24, el Proverbista nos enseña sobre la verdadera seguridad y las relaciones que edifican. “Las riquezas del rico son su ciudad fortificada, y como un muro alto en su imaginación.” El que confía en sus bienes vive engañado por una ilusión. En cambio, “antes de la ruina se eleva el corazón del hombre, y antes de la honra está la humildad.” El pasaje también enseña sobre el poder de las palabras: “La muerte y la vida están en poder de la lengua.” Lo que decimos puede sanar o destruir, levantar o dividir. Y termina con una joya sobre las relaciones: “El que halla esposa halla algo bueno, y alcanza el favor del Señor… pero hay amigos más unidos que un hermano.” La verdadera riqueza está en las relaciones guiadas por la gracia y la verdad.
By Julian Gamba5
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Hoy estaremos leyendo Ezequiel 31-32, Santiago 4 y Proverbios 18:11-24. En Ezequiel 31 y 32, Dios continúa su mensaje contra Egipto, usando imágenes llenas de simbolismo y poder. En el capítulo 31, Egipto es comparado con un majestuoso cedro del Líbano: alto, fuerte y frondoso, con ramas que daban sombra a muchas naciones. Pero Dios advierte que, como Asiria cayó por su orgullo, también Egipto será derribado. “El Altísimo lo entregó en manos del más poderoso de las naciones, y lo dejó por su orgullo.” En el capítulo 32, el Señor compara al faraón con un monstruo del mar que será atrapado y arrojado a tierra, y anuncia un funeral poético por su caída. Todo el esplendor del imperio egipcio se desvanecería ante la soberanía del Dios eterno. El mensaje es contundente: ningún reino, poder o fama puede sostenerse cuando se levanta con orgullo contra el Señor. Reflexiona: ¿Estás edificando tu vida sobre la fortaleza de Dios o sobre la apariencia del éxito? ¿Tu corazón reconoce la mano de Dios aun cuando Él permite que tus seguridades sean removidas?
En Santiago 4, el apóstol confronta la raíz de muchos conflictos: la soberbia del corazón humano. “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre ustedes? De las pasiones que combaten en su interior.” Deseamos, codiciamos y competimos, pero olvidamos orar y depender de Dios. Santiago nos recuerda que la amistad con el mundo es enemistad con Dios, y que Él “resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes.” Por eso nos exhorta: “Sométanse a Dios, resistan al diablo, y huirá de ustedes.” También dice: “Acérquense a Dios, y Él se acercará a ustedes.” El pasaje culmina con un llamado a la humildad práctica: dejar de juzgar, reconocer nuestra fragilidad y depender totalmente del Señor. Reflexiona: ¿Tu vida está marcada por la humildad o por la autosuficiencia? ¿Estás buscando el éxito según el mundo o el favor de Dios que viene al corazón rendido?
En Proverbios 18:11–24, el Proverbista nos enseña sobre la verdadera seguridad y las relaciones que edifican. “Las riquezas del rico son su ciudad fortificada, y como un muro alto en su imaginación.” El que confía en sus bienes vive engañado por una ilusión. En cambio, “antes de la ruina se eleva el corazón del hombre, y antes de la honra está la humildad.” El pasaje también enseña sobre el poder de las palabras: “La muerte y la vida están en poder de la lengua.” Lo que decimos puede sanar o destruir, levantar o dividir. Y termina con una joya sobre las relaciones: “El que halla esposa halla algo bueno, y alcanza el favor del Señor… pero hay amigos más unidos que un hermano.” La verdadera riqueza está en las relaciones guiadas por la gracia y la verdad.

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