Dios llevó al profeta Ezequiel, a un valle lleno de huesos secos. Estos restos eran del propio pueblo de Israel, del pueblo de Dios que había quedado prácticamente exterminado por sus enemigos. La condición espiritual del pueblo era de muerte a causa de sus pecados. Dios desea salvar, sanar, restaurar. Dios le ordena profetizar sobre esos huesos secos.... y volvieron a vivir.