Vivimos en un mundo acelerado, complicado, presionante, donde fluyen todas las corrientes de pensamientos, los comportamientos, que seducen y llenan la mente de pensamientos tóxicos, que poco a poco pueden formar hábitos y costumbres, que se oponen a las Escrituras, necesitamos hacer la tarea de renovarlos a diario con la palabra de Dios, para que no se construyan fortalezas, hábitos, costumbres, rutinas, en nuestras mentes que junto a la vieja naturaleza pecaminosa, nos alejen de Dios y nos esclavicen.