La adhesión a la fe no es únicamente de boca o simplemente decir "creemos" sino realmente dejar que su Palabra penetre en nuestro corazón y nos libere.

Estamos a pocos días de empezar la semana mayor y el Evangelio de Juan nos recuerda que el sentido del sacrificio de Cristo es darnos vida, una vida nueva: la resurrección. Hoy con el pasaje de la mujer adultera recordamos que Dios es el Dios que en la historia siempre ha sido fiel y misericordioso con su pueblo.

Saber identificar a Jesús en el día a día a veces puede ser un reto, ya que los conceptos y esquemas mentales nos proyectan hacia aquello inalcanzable, inaccesible, desconocido e intemporal; sin embargo, Dios se ha hecho accesible a nosotros, el Dios cristiano es un Dios que irrumpe en la historia y vive entre nosotros.

Creer en Jesús puede ser sencillo, pero creerle a Jesús significa poner en Él todas nuestras esperanzas y toda nuestra vida. Este acto de fe a veces es difícil y es un proceso que todo discípulo debe recorrer.

En el Evangelio de San Juan hoy nos recuerda que Jesús es el Hijo, por el cual Dios nos da la verdadera Vida. Él es el enviado quien cumple la Voluntad del Padre y quien hace las obras del Padre. Nosotros al adherirnos a su palabra obtenemos por Él la Vida.

Jesús nos invita a levantarnos y seguir caminando (Exodo) en la pericopa de hoy un paralitico espera quien lo meta en la pisina para obtener la salud; sin embargo, es Cristo la pisina, ya no se necesita otro mediador que Él para liberarnos de aquello que nos cautiva.

creerle a Jesús es una condicionante de los cristianos. Al sabernos aturdidos y amenzados por el caos y la muerte solo Él puede atender a nuestra necesidad, su compasión y misericordia no tiene limites.

La parábola de la viña cuestiona aaquellos viñadores que no saben corresponder al Dueño del viñedo, sino que pervertidos por su egoísmo atentan contra la voluntad del Dueño. ¿Sabemos darle a Dios sus frutos por todo lo que nos da?

Hoy nuevamente Jesús nos recuerda que el Reino de Dios, no se consigue a base de la fuerza bruta o estrategias bélicas; no es un Reino que se imponga por medio de la violencia, sino más bien es un camino de entrega, sufrimiento y servicio.

El Evangelio nos exhorta a vivir con coherencia la fe, no se trata de querer tomar el lugar de Dios como legisladores sino vivir lo que Dios nos ha mandado como hermanos, sirviendo y amando.