En enero del 2022 en Bolivia, elementos de la policía desenterraban los cuerpos de 2 menores de edad en una casa en la zona de Ballivián de la ciudad de el Alto. Con los cuerpos, se desenterraba también la ineficiencia y corrupción dentro del sistema judicial en ese país que, sin ningún remordimiento, había dejado en libertad a un asesino y violador serial que se suponía debía de estar preso hasta el año 2045. 

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