Muchas veces tenemos la impresión de que las empresas más agresivas en el mercado, aquellas que no paran hasta acabar con la competencia, que se enfocan en incrementar el margen de ganancia de sus operaciones, eliminar cualquier ineficiencia y que se enfocan en su fortaleza financiera, son las que más probabilidades tienen para ser exitosas y sobrevivir en el largo plazo. Y claro, todas estas actitudes ayudan en gran medida. Pero cuando llegan los momentos difíciles, suelen estar en serios problemas. Los clientes corren a buscar soluciones alternativas, los proveedores son inflexibles, los competidores aprovechan para tomar revancha.
Al parecer hay una dimensión que no siempre es tan visible, y que hace que las empresas puedan tener hasta 8 veces más probabilidades de supervivencia: la consciencia.
¿Qué quiere decir que una empresa sea consciente? Significa dos cosas principales:
-Entiende que no está sola en el mundo y que depende de todos aquellos que la rodean, para que su negocio sea viable. Que sea consciente del impacto que generan sus decisiones y de que ese impacto puede ser convertido siempre en algo positivo.
-Tienen un propósito profundo. Más allá de vender más y tener mejores márgenes, todo el equipo humano de la organización comparte una visión de un mundo mejor gracias a la labor que realizan. Sienten que están aportando algo positivo y que están luchando por resolver problemas importantes para las personas.
En este episodio, Jan Rehak nos explica cómo podemos llevar a nuestros emprendimientos y empresas a ser realmente conscientes. En un entorno enfocado en la competitividad a todo costo, no es un camino fácil de “vender” internamente, dado que sus resultados no siempre se ven en el corto plazo, sin embargo, es una apuesta que vale la pena.
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