TEXTO BÍBLICO: Ezequiel 3.10-11; 24.15-24, 27
TEXTO ÁUREO: Ezequiel 3.10
«Me dijo: "Hijo de hombre, toma en tu corazón todas mis palabras que yo te diré, y pon mucha atención"».
El pasaje que estudiamos hoy nos sumerge en uno de los momentos más dolorosos y simbólicos del libro de Ezequiel. El profeta, llamado en pleno exilio babilónico, vive su ministerio en un contexto donde el pueblo está quebrantado espiritual, emocional y nacionalmente. En ese escenario, Dios convierte la vida de Ezequiel en una señal viviente: su mensaje no se limita a lo que dice, sino a lo que experimenta. La muerte de su esposa —"la delicia de sus ojos"— y la prohibición de lamentarse públicamente se transforman en un mensaje para un pueblo que pronto enfrentaría una pérdida igual de desgarradora: la destrucción de Jerusalén. Esta lección nos invita a prepararnos espiritualmente para escuchar una palabra exigente, confrontadora y profundamente pastoral. Aquí no solo aprenderemos sobre el dolor del profeta, sino sobre el tipo de obediencia que Dios sigue reclamando hoy: una obediencia que nace del corazón, que se sostiene en medio del silencio y que se convierte en un testimonio visible de la presencia divina, aun en tiempos de crisis.
Objetivos
- Explicar el significado simbólico de la pérdida personal de Ezequiel, es decir, de la muerte de su esposa, como mensaje profético para los exiliados en Babilonia.
- Analizar el contraste entre el llamado profético de Ezequiel y la idolatría de Judá (véase Ezequiel 8-11).
- Identificar formas personales de obediencia y sacrificio en sus vidas a partir del ejemplo de Ezequiel.
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El Discípulo: Revista para la Educación Cristiana Transformadora