A menudo se escucha por parte de las personas físicas en general, la creencia de que existen cuentas bancarias fiscales y “no fiscales”; que en las primeras se pueden manejar, por ejemplo, los recursos del negocio, destacando salarios, rentas, entre otros; y en las cuentas “no fiscales” se pueden concentrar recursos que por alguna razón no han cubierto impuestos, como es el caso de ventas no declaradas, préstamos, tandas, trabajos extra, etcétera.