En el planeta del Principito, además de puestas de sol y Baobabs, había otra cosa. Una muy pequeña, pero muy importante. Se trataba de una flor. Tenía espinas para protegerse, además de un fuerte carácter. Pero era pequeña. Eso era un problema. No por la flor, sino por el cordero que ahora tenía pintado el Principito.

Una cosa curiosa es que cuando es mediodía en Estados Unidos, en Francia se está poniendo el sol. Si viviésemos en EE.UU y quisiésemos ver una puesta de sol, tendríamos que ir corriendo a Francia, pero no llegaríamos a tiempo . En cambio, en el planeta del Principito basta con arrastrar la silla algunos pasos para presenciar el crepúsculo cada vez que lo deseas…

En el planeta del Principito había, como en todos los planetas, hierbas buenas y hierbas malas. Por consiguiente, de buenas semillas salían buenas hierbas y de las semillas malas, hierbas malas. Es curioso como, por casualidad, una persona mayor puede conocer la importancia de especies como el Baobab. Y más cuando sabes que el planeta donde se encuentran es tan pequeño como una casita.

¡El planeta de origen era apenas más grande que una casa! Esto no debe asombrarnos, claro. Aparte de los grandes planetas como la Tierra, Júpiter, Marte, Venus, a los cuales se les ha dado nombre, existen otros centenares de ellos tan pequeños a veces, que es difícil distinguirlos aun con la ayuda del telescopio.

¡Qué extraño era aquel Principito! Tenía mucha curiosidad. Y pedía cosas muy extrañas. Nadie sabía de dónde venía ni cuanto tiempo llevaba en aquel lugar, pero algo era cierto: era un ser muy agradable. Cuando uno está sólo en el desierto, es importante que si encuentras a alguien, ese alguien sea amable.

Nuestro aviador, siendo una persona mayor, ha vivido muchas aventuras. Ha viajado por miles de lugares. Sin embargo, en este viaje ocurre algo. Su avión sufre una avería y tiene que aterrizar en un lugar inhóspito. Todo parece ir mal. Sin embargo, no estaba sólo. Alguien parecía estar esperándolo.

Aquí comienza una aventura muy especial. No hay gigantes, enanos o naves espaciales. No hay Hobbits. No transcurre en un fantástico lugar. Aquí, en la Tierra, una persona mayor quiere contarte una historia. A ti, sí. Y no es una historia cualquiera. Se trata de una muy especial. Quiere hablarte de cuando conoció a un ser maravilloso. Pero todo tiene un principio. Dejemos que se presente...