Tras la II Carta de Pedro el Mentiroso a los borregos, no me queda otra que recurrir al género epistolar .
Lo que no tengo claro, a diferencia del marido de Begoña, son los destinatarios de mi misiva.
Excluyo entre estos, por supuesto, a los votantes contumaces del PSOE, a los pseudoperiodistas de la ‘Brunete Pedrete’ y a los progres en general, porque se trata de una recua inasequible al sentido común y a menudo a la decencia.
Esto va para gente con dos dedos de frente, una pizca de dignidad y cierto sentido del humor.
Una pregunta retórica es la que formulas sin esperar respuesta, con la finalidad de reforzar tu argumento y a la vez incentivar al oyente a reflexionar sobre un asunto o un punto de vista.
Por lo tanto, no hace falta que nos contesten desde el Gobierno Frankenstein o que cualquiera de los aludidos de explicaciones.