Áyax, hijo de Telamón, rey de Salamina, representa entre los caudillos griegos la fuerza bruta, el poder físico, el valor irracional en el combate. Su atributo principal, además de su gran talla física, es un enorme escudo de bronce, recubierto de siete capas de pieles, que sólo él mismo es capaz de levantar y llevar al combate. Armado con su escudo, alto como una torre, Áyax es casi invulnerable en el combate. Sólo Aquiles, en el bando griego, y Héctor, en el grupo de los troyanos, pueden igualarse con Áyax en su habilidad para la lucha. Sin embargo, en otros campos como el de la oratoria Áyax destaca por su escasa habilidad, su tosquedad y su poco ingenio.
Por su familia paterna, Áyax es primo hermano de Aquiles, pues sus padres, Telamón y Peleo, eran hermanos. Por esta misma línea paterna, ambos héroes descienden del mismo Zeus, señor de los dioses. Según Píndaro, Telamón llamó Áyax es su hijo debido a un vaticinio que Heracles le había hecho al ver cómo un águila (aiax en griego) se posaba sobre su hombro.