Hace unos 8 años, cuando llegué a Buenos Aires, me costaba moverme en la ciudad. No sabía a dónde me llevaban las calles, cuál era el mejor transporte para llegar a cada parte o qué zonas de la ciudad me gustaría visitar.
No me movía de la forma más espontánea, más rápida, más asertiva o más segura.
Cuando tenemos poca experiencia, o poco conocimiento en algún área, es difícil actuar de forma segura. Eso nos pasa a todos.
Es difícil, pero es posible. Podemos aprender a lidiar con la incertidumbre, familiarizarnos con lo no familiar, acostumbrarnos a lo desconocido.
Sólo que... para eso es necesario admitir que no sabemos.
Necesitamos poder decirnos a nosotros mismos y a los demás, con una sonrisa en el rostro, que no somos capaces, que somos iniciantes, o que simplemente no sabemos todavía.