A Zaira Karina Ávila Cholico del Estado de México se le notaba la chispa de querer ser grande, la mejor, desde que era niña. Ante todo, era soñadora: estudiar pedagogía para dar clases en kínder, trabajar en el aeropuerto para convertirse en aeromoza y sacar adelante a sus dos hijas a quienes apoyaba enérgicamente en competencias de natación. Kari, como le dice su madre Juana Aracely Ávila, era sonriente, bonita, cariñosa e inteligente. Zaira Karina dejó una chispa en su familia, vecinas y amistades, su fortaleza las inspira a luchar por justicia y exigir leyes preventivas, no consolativas.